Oh BA


Con el equipaje listo fui al José Joaquín de Olmedo al cual abandoné en horas de la tarde. Después de casi dos horas de vuelo, arribé al territorio chimú en calidad de conexión. Tiempo de espera con nicotina en el área blanca. Él era una chispa y el ánimo del grupo se incrementaba.

Con la puerta identificada, los tres nos dirigimos al avión a los asientos de los mortales. Algo de música clásica, bossa nova y electrónica para pasar el tiempo en la penumbra.

“Yo adivino el parpadeo…” eran las 4 am y ella trataba de sobreponerse, en tierra, del frío de Santa María del Buen Ayre.

Muchas horas más tarde, ya en Palermo y con las llaves del 5189, nos dirigimos al microcentro para la foto de postal en la Plaza de Mayo. ¿Cuál es el ángulo indicado? Presioné el botón incesantemente hasta satisfacer mis ideas del encuadre.

Al otro lado, con el pie en el obelisco afirmaba mi estancia.

Obelisco

Se aproximaba la noche y junto a Calatrava, Puerto Madero nos invitaba a permanecer más tiempo en sus bloques para cenar bifes o camuflar el frío con cafeína.

Puerto Madero 

De vuelta en Palermo, en Plaza Serrano, comenzó mi historia nocturna. “No sos de acá” y así empezó el diálogo con Gregorius…

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